Contradicciones de la progresía eclesial. Atrio.org CXXII

Primera contradicción: declaran esa obviedad de que Iglesia somos todos, mientras por otra parte dicen que Jesús no fundó ninguna Iglesia. Si Jesús no fundó la Iglesia no existe, luego no tiene caso sentirse Iglesia.

Segunda contradicción: se reivindican Iglesia mientras declaran que la Iglesia ha traicionado a Jesús ¿Para qué querría uno estar en una Iglesia que ha traicionado a su fundador?

Tercera contradicción: hacen una enmienda a la totalidad respecto de la Iglesia y sus dirigentes pero no se deciden a crear, por su cuenta y riesgo, la verdadera Iglesia de Jesús.

Cuarta contradicción: dicen representar la verdadera Iglesia mientras niegan la mayoría de las verdades, milagros, prácticas y doctrina de Jesús. Aspiran a ser una Iglesia de base y ninguna altura.

Quinta contradicción: el concilio Vaticano II que se llevó a cabo para revitalizar la Iglesia ellos lo interpretan como un intento de desmantelar la Iglesia que se iba a convertir en sus ensoñaciones en algo así como una ONG o un grupo de presión para la lucha política, sindical, etc., algo que el mismo Jesús descartó de forma elocuente en su época de vida terrena.

Sexta contradicción: Defienden a capa y espada la "disciplina de grupo" en aquellas formaciones sociales, políticas o sindicales en las que participan (naturalmente, de izquierdas) mientras critican a muerte, públicamente y de manera inmisericorde a los dirigentes de la Iglesia, no respetan los ritos ni las formas, ni el fondo.

De todo esto podemos extraer unas conclusiones que caen como fruta madura:

Si determinados sujetos siguen erre que erre reivindicándose Iglesia es por el exclusivo afán de

hacer daño. Por eso no se van del todo de la Iglesia, porque si se marcharan y crearan otra Iglesia no tendrían incidencia alguna sobre la gente y serían olvidados en dos telediarios, tanto por el pueblo llano, como por los sectores políticos beneficiarios de sus tropelías. Ergo, siguen con su verborrea inconsistente porque de ese modo hacen daño y pueden devolver favores a quienes crean cátedras ad hoc para pagar los servicios prestados.

Miguel González

Sigue